De algún modo hay que empezar, así que he pensado dividir
este año en tres grandes fases. Por supuesto, esta planificación está
totalmente abierta y se puede modificar según vaya avanzando.
En primer lugar, voy a aprovechar los meses de verano
(julio, agosto y septiembre) para ir nadando tranquilamente en un polideportivo
al que suelo ir. Tiene una piscina olímpica que en verano está llena de hombres
y mujeres tumbados en el césped tomando el sol, niños saltando al agua en
bomba, madres gritando a sus hijos que no corran por el borde por si se
resbalan, grupos de adolescentes que pasan la tarde al fresco, clases de
natación para niños, etc., en definitiva, está llena de todo lo que no invita a
tratar de nadar de forma seria. El caso es que hay habilitada una calle para
poder nadar más o menos tranquilo y voy a tratar de aprovecharla para ir
habituándome al medio, ir cogiendo fondo físico y tratar de corregir y
automatizar la técnica de nado. Para esto, voy a recurrir a un amigo que nada a
diario desde hace mucho tiempo.
En la segunda fase, cuando cierren esta piscina al aire
libre, iré a la piscina municipal y comenzaré el trabajo más serio. En varias
páginas de internet hay planes de entrenamiento que trataré de adaptar a mis
condiciones físicas.
Como soy consciente de que no es similar nadar en una
piscina y en el mar abierto, la última parte será salir al mar a nadar para
acostumbrarme al esfuerzo físico entre corrientes y olas.